¿Por qué todavía medimos distancias en pies y otras partes del cuerpo?
Si está confundido acerca de por qué hemos comenzado a medir asteroides en jirafas, hurones y otras unidades maravillosas, entonces no tenemos una explicación para usted. Por otro lado, una nueva investigación revela que las partes del cuerpo como los pies, la extensión de las manos y la longitud de los brazos son, en realidad, varas de medir más útiles que la mayoría de las unidades de medida estandarizadas, lo que puede explicar por qué han sido utilizadas por tantas culturas a lo largo de la historia.
Según los autores de un nuevo estudio, los antiguos egipcios comenzaron a usar sus apéndices corporales como cinta métrica ya en el 2700 a. C., cuando el codo, que equivale a la distancia desde el codo hasta la punta del dedo, se generalizó. Para investigar el uso de unidades de medida corporal en otras tradiciones, los investigadores analizaron datos etnográficos relacionados con 186 culturas pasadas y presentes de todo el mundo.
En cada una de estas civilizaciones, los autores encontraron evidencia de que las partes del cuerpo se usaban como unidades de medida. Por ejemplo, además de muchas culturas modernas, informan que "los sistemas de medición tradicionales chinos, romanos, griegos, aztecas y mayas también usaban estándares derivados del cuerpo para la medición".
En los estudios de 186 sociedades, los investigadores identificaron 85 que midieron distancias en brazos, también conocidas como brazas, así como 81 que usaron brazos y 76 que usaron codos. Tomando nota de la ubicuidad de estas unidades corporales, los autores dicen que los pies, las manos, los brazos y las piernas en realidad pueden ser superiores a los metros y otras medidas estandarizadas de varias maneras.
Desglosando estos beneficios, los investigadores identifican "cuatro mecanismos cognitivo-culturales que ayudan a explicar por qué se han utilizado unidades basadas en el cuerpo para empezar, y por qué todavía se preferían a menudo a las unidades estandarizadas hasta un pasado reciente". El primero de ellos lo etiquetan como "diseño ergonómico", y está ejemplificado por las culturas de kayak del Ártico que construían sus embarcaciones en proporción con la longitud del brazo del usuario, asegurando así un ajuste perfecto.
El segundo mecanismo, "eficiencia motora", se refiere a la facilidad de usar partes del cuerpo para tomar medidas mientras se realiza la tarea en cuestión. Esto se destaca por el método samoano de medir la trenza de tres capas en la longitud del brazo llamado ngafas. En lugar de detener la actividad de uno para medir el cable, el trenzador puede controlar continuamente su longitud dejándolo colgar contra su brazo mientras trabaja.
A continuación, los autores señalan que las partes del cuerpo son unidades de medida convenientes ya que siempre están disponibles, mientras que una vara de medir calibrada con alguna unidad estándar no lo está. Finalmente, mencionan que usar el cuerpo para calcular el tamaño permite la integración del conocimiento local de maneras que no lo hacen las unidades más abstractas.
Por ejemplo, describen cómo los ponchos mapuche se confeccionan con precisión midiendo la distancia "desde el cuello hasta la mitad entre la cintura y la rodilla, y desde el cuello hasta el pulgar con el brazo extendido".
Por el contrario, los investigadores dicen que las unidades de medida estándar son más apropiadas para "actividades relacionadas con el arte de gobernar, como el comercio intercultural, la regulación y los impuestos".
"Esto también explicaría por qué las unidades estandarizadas surgen principalmente a través de la influencia de los imperios y los grandes estados", escriben. Sin embargo, en un nivel práctico, insisten en que "las unidades basadas en el cuerpo han tenido, y aún pueden tener, ventajas sobre los sistemas estandarizados".
"Esto ayuda a explicar la persistencia de la medición basada en el cuerpo siglos después de que surgieran los primeros sistemas de medición estandarizados", concluyen.
El estudio se publica en Science.